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Ruta tradicional desde Villa Alpina (1.230 msnm.) cruzando el pinar, pasando por Moisés López, Arroyo Socavón, Desierto de la Virgen, Cerro Lechiguanas. Acceso al Valle del Tabaquillo. En la primera jornada se caminan 15 km. y se ascienden 700 mts. de desnivel. En la segunda jornada se ascienden 7 km. con un desnivel de 700 mts. Luego se desciende la misma distancia y el mismo desnivel. En la tercera jornada se desciende lo ascendido en la primera.
Dinámica de grupo planificada para aquellos que vienen solos, entre amigos, en pareja o en familia. Estamos acostumbrados a que surjan grupos muy amenos.
Primera Jornada:
Ascender al Cerro Champaquí suele ser una experiencia sublime, imposible de olvidar. El íntimo contacto con lo agreste, genera en el caminante la exteriorización de los más nobles valores humanos: solidaridad y tolerancia entre otros.
Es necesario arribar hasta la ciudad de Córdoba, capital de la Provincia de Córdoba (República Argentina) ya sea por vía aérea o terrestre. Desde allí, viajar hasta Villa Gral. Belgrano, por la Ruta Provincial Nº 5, pasando por Alta Gracia, completando un recorrido total aproximado de 80 km. Desde Villa Gral. Belgrano, se desvía hacia el oeste, por camino de tierra hasta llegar a Villa Alpina, en un recorrido de 40 Km. La aventura comienza en este mismo camino, de curvas y subidas pronunciadas en el marco de una naturaleza especial salpicada de pinares. Tal vez, a 20 km, en la zona de Athos Pampa, surgirá la tentación de desviar a la derecha para acceder a los parajes de ensueño de La Cumbrecita.
Villa Alpina se encuentra a 1.340 m. Está ubicada al pie norte de La Mesilla y separada en dos sectores por el río Los Reartes, en cuyo márgenes se puede acampar o disfrutar de un día de recreación o pesca. Al trasponer el vado, uno llega al almacén de Don Pancho Escalante, uno de los pobladores con más historia del lugar y fiel custodio de la Villa.
Desde un pintorezco Arco que advierte el inicio del sendero, a las 10.30 hs iniciaremos la marcha. En un primer momento ingresamos al Pinar, considerado por muchos como el obstáculo más importante e toda la excursión, pero también una de las más agradable: aromas nuevos, arroyitos frescos, vegetación de lujo.
Al abrirse el bosque se debe arremeter la cuesta de La Mesilla. Numerosos miradores harán lucir lo mejor del Valle de Calamuchita, éstos pueden coincidir con las paradas necesarias para los caminantes.
Las tranqueras nos avisan de los muchos puestos de la región. El primero será el que fue alguna vez el Puesto Salinas, reconocido por sus mimbreras, hoy denominado Ojo de Agua. Avanzando por la senda se llega a la parada «El Tabaquillo», en el arroyo Orco. Hasta aquí se habrán ascendido 480 m. desde Villa Alpina. Un hermoso ejemplar de ese árbol es el primero que se advertirá durante la excursión. Se reconocerá por su característica corteza parecida a capas de finas catáfilas color canela.
Tras un breve trecho se habrá repechado La Mesilla. Se advertirá por el acceso a «La Ventana»: la huella que sube muy empinada, se quiebra para descender abruptamente. El paisaje se transforma: desaparece la vegetación y surge la impresión de un desierto de piedra, surcado apenas por algunos arroyos. La sensación en este punto es única: el cansancio parece dar lugar mágicamente a la apertura de los nuevos sentidos, aquellos que nos harán entrar en comunión con la naturaleza. Alzando la mirada ya se puede divisar «El Mirador de la Bota», objetivo próximo que permitirá al girar hacia el Oeste acceder a la Estancia San José, puesto serrano de Moisés López, atendido por la familia de Sebastían, su hijo. Este será el lugar ideal para renovar energías a través del almuerzo de marcha on un paisaje amplio y pintorezco.
En la segunda parte del primer día, deberemos ascender repentinamente 100 m de desnivel, llegar al «Paso del Nicho» y descender al arroyo «Socavón» donde recargaremos nuestras botellas. Desde allí nos espera un trayecto de ascensos y descensos de variada intensidad. El sendero comenzará a serpentear buscando el Desierto de la Virgen, coronado por La Gruta, ocasional roca erosionada totalmente en su parte interior, donde encontramos una imagen de la Virgen de Lourdes.
El final de las tierras de Moisés López advierten la llegada al Puesto Cufré. Este puesto, firme construcción de piedra, se divisará hacia la derecha del camino. El paisaje transcurrido fue vivenciado en una multiplicidad de sentimientos: extrañas formas de rocas, verdes de distinta luz, caballos y otros animales vigilantes del marcado sendero alentaron el paso. El inmediato propósito es acercarse al Cerro Lechiguanas, elevación que se destaca en el cordón previo al que ocupa el Champaquí. Faldeándolo asombrará una pampita, respiro en el esfuerzo y aviso certero de la llegada al Río Tabaquillo.
El Río Tabaquillo sirve de base al Cerro Champaquí. En menos de una hora estaremos en nuestro puesto, se servirá la
merienda y posteriormente la cena.
El total de horas de marcha, incluyendo las paradas será de 8 h promedio.
Segunda Jornada:
Sin la carga de las mochilas, iniciamos el ascenso de alrededor de cuatro horas, hasta llegar a la Cumbre.
El sendero está calado en la piedra como una canaleta, muestra de la erosión hídrica y eólica. A poco de andar aparece la Cascada, que es uno de los más hermosos espectáculos del Champaquí, que obliga a los caminantes a disfrutar del agua fresca y de su música habitual. De regreso al sendero pedregoso, y entre interesantes diques pigmatíticos que sorprenden por su escultural formación.
Son pocos los arroyos que aparecen. Los dos más importantes nutren una de las zonas más bellas del camino. Acompañan flores silvestres, tabaquillos a granel y curiosos reptiles. Franqueado ese oasis entre las rocas inertes, una nueva bifurcación invita, hacia la derecha, a visitar la Casa de Piedra o también conocida como la “Cueva de los Cuarenta”, ya que ésta considerable cueva supo cobijar a cuarenta caballos con sus jinetes en el fragor de una tempestad. Junto a su ingreso, fiel guardián, un viejo tabaquillo. En la mencionada bifurcación, el sendero hacia la izquierda nos llevará hasta el Refugio del Minero o “Kiosquito”, concavidad a espaldas de la Cueva de los Cuarenta, zona de descanso a la cual se arriba tras bordear los Ríos Congelados (solo apreciados en época invernal).
La caminata se hace lenta y ya se respira con dificultad. El Cañón o paso de las “Piedras Gemelas” es una zona con rocas partidas, desprendidas y desordenadas de grandes proporciones. Es necesario ayudarse con las manos, cuidando de golpes los tobillos y las rodillas. Rara vez corre a un lado un hilito de agua transparente. La figura de un Cristo de Hierro protege uno de los últimos tramos. La voluntad se pone a prueba.
Metros más arriba, el “Tobogán”, gran piedra lisa, demandará las más variadas destrezas para cerrar el último esfuerzo hacia la esperada cumbre. En este lugar, en épocas de gran afluencia, ya se pueden escuchar las expresiones de alegría de quienes llegaron, lo que motiva y entusiasma sobremanera.
Antes de conseguir nuestro objetivo, tomaremos rumbo al sur, por el mismo filo, para visitar El Balcón, lugar estratégico para dimensionar la inmensidad del valle de Traslasierras. Desde allí en pocos minutos estaremos en la cima del Cerro Champaquí.
Sobre cada uno de los montículos rocosos del morro cimero, la mano del hombre ha ido dejando el testimonio de su paso. Trazando líneas imaginarias desde todos ellos, se dibuja un polígono pentagonal dentro de cuyo recinto se encierra la concavidad que muchas veces contiene agua.
En dirección N.N.W. del busto de San Martín, se ubica el de Jorge Newbery; quebrando la línea imaginaria hacia NE se alcanza el mástil. Desde el mástil al S.E. se llega al ángulo que marca el Hito del I.G.M. donde se identifican los 2.790 m, es una pequeña torre similar a una banqueta; finalmente desde ésta hacia el S, la línea toca a la Cruz enclavada en el cerro.
Los que tengan espíritu matemático, podrán verificar la fórmula de Herón: según ésta, tomando como vértices de ángulos los cinco puntos enunciados, la superficie de la cima es de 2.822 m2, es decir, aproximadamente un tercio de manzana urbana.
Habiendo estado más de una hora alli arriba, lo que resta es desandar lo caminado y regresar a nuestro refugio.
El total de horas de marcha, incluyendo las paradas será de 9 h promedio.
Tercera Jornada:
El tercer día es de puro disfrute; descenderemos por el mismo sendero transitado el primer día. Con la experiencia de haber pasado dos noches en un refugio serrano, iniciaremos la marcha después del desayuno. En una hora estaremos en el Cerro Lechiguanas, donde el mirador natural a los 2.160 m, nos permitirá tener una pintoresca perspectiva del valle de Calamuchita, quedando el imponente Champaquí a nuestras espaldas.
Descenderemos un desnivel de 400 m hasta llegar nuevamente al Puesto de Moisés López. Atravesaremos nuevamente el Desierto de Piedra y antes de llegar al arroyo Socavón desviaremos rumbo al escondido Río Subterráneo. Allí nos espera una sesión de Espeleismo, descendiendo a las bóvedas confinadas, generadas luego de que grandes bloques de rocas, interceptaran el curso del arroyo.
La travesía continuará fuera del sendero tradicional, faldeando la imponente quebrada del Socavón hasta llegar a su mirador natural.
Desde allí en pocos minutos estaremos sentados en el comedor de Mosiés López, donde aquellos que lo deseen podrán disfrutar de un exquisito cordero asado, existiendo otras opciones de menú. Luego del flan casero y el té de hierbas del lugar, descenderemos la vistosa diagonal de La Mesilla hasta adentrarnos en el pinar, en los últimos minutos de la excursión. A las 16:30 hs estaremos nuevamente en Villa Alpina, de nuevo en la urbanidad y luego se sentidos abrazos podremos regregar a nuestros vehículos.
El total de horas de marcha, incluyendo las paradas será de 7 h promedio.